LA Familia
¿y a vosotros quién os escucha?
EXCUSAS:
Entras en la habitación y ves que ha vomitado: ¡la comida me ha puesto mal!
A menudo tiene el estómago revuelto: ¡hace horas que no como!
No sale de la habitación: ¡estoy cansado!
No deberías exponerte tanto, pues no sabes quién te mira: ¡ay, déjame lo hace todo el mundo!
Te han despedido del trabajo: ¡son unos explotadores!
Me has sido infiel: ¡no soy de piedra y en casa no hacemos nada!
Déjalo: ¡te lo prometo mañana será el último día!
Estás obsesionado con tu cuerpo: ¡yo solo me cuido!
Deja el móvil y préstanos atención: ¡es que es muy urgente!
vivir con un adicto
descubriliento
¿Ves conductas extrañas y te cuesta aceptar lo que puede estar pasando. Preguntas: ¿te pasa algo?
Más a menudo de lo que nos pesamos y de forma inconsciente, obviamos un problema para no tener que afrontarlo y buscar soluciones. Nos sentimos perdidos porque no sabemos qué hacer. Nos abruma lo que se nos viene encima y miramos a otro lado.
La adicción es una patología crónica que no se sana con una píldora, un retiro de una semana o con charlas amorosas. Requiere de esfuerzo, cambios de hábitos y conductas del enfermo y el entorno.
aprendizaje
No te creas las mentiras, no aceptes las excusas, no permitas el chantaje emocional, no lo disculpes o justifiques, no lo complazcas, ni cedas,… Afronta la verdad, los adictos hacen contigo lo que quieren y ni lo ves venir .
¿Cómo puedes salvarlo? ¿No puedes abandonarlo? ¿Tienes que hacer lo que sea para ayudarle? Te desgastas y te desesperas y desde tu amor puedes acabar complicando aún más el problema.
Cuando te encuentras con tu familiar, después de rehabilitarse, y te dice que necesita hacer aquello que lo destrozó. ¿Qué puedes hacer? Pedir ayuda a profesionales, pues no tienes conocimientos para lidiar con sus manipulaciones.
ENTENDER LA ENFERMEDAD
¿Por qué crees que una persona con gripe es una enferma y un adicto no?
Te preguntas por qué y no encuentras respuesta, te cuesta entender por qué con una familia como la tuya ha tenido que pasar algo parecido. Vosotros no sois así.
Deberías entender que las adicciones no entienden de educación, estatus, bienestar económico y unión familiar. Puede pasarle a cualquiera y cuanto antes entienda que le ha tocado, antes avanzará hacia la solución.
ROMPER PREJUICIOS
Por mucho que pienses que el adicto empezó por vicio y porque quiere, hay que entender que era una persona con un desequilibrio y un vacío tan grande que ya no era libre de elegir. Y por su debilidad y necesidad de evasión cae en adición.
¿Cuántas veces has dicho mi hijo/a no? Os importa más lo que dirán o pensarán que el propio bienestar de la familia y por eso, miras a otro lado. Y entonces empieza la hipocresía y te encaras con cualquiera que diga que es adicto.
ACCEPTAR L'ADDICCIÓ EN LA FAMÍLIA
Cuando una adicción entra en una familia, afecta a todos sus miembros. Es un desafío que remueve emociones profundas como el miedo, la frustración, la culpa o la negación. Sin embargo, el primer paso para superar este desafío es aceptar la realidad de la adicción.
Aceptar no significa resignarse, sino reconocer que hay un problema que necesita atención. Negarlo o minimizarlo solo prolonga el sufrimiento, tanto para la persona que enfrenta la adicción como para quienes la rodean. En cambio, aceptar permite abrir un espacio para el diálogo, la comprensión y el apoyo.
Al aceptar la situación, la familia puede:
Romper el ciclo de culpa: en lugar de buscar culpables, se centra en buscar soluciones.
Ofrecer apoyo sin juicio: crear un entorno seguro donde la persona con adicción se sienta comprendida y acompañada.
Buscar ayuda profesional: terapia especialistas en adicciones son esenciales para guiar el proceso y eludir las manipulaciones.
Cuidar el bienestar familiar: aceptar también implica reconocer el impacto en los demás y buscar equilibrio emocional para todos.
Es importante recordar que la adicción no es una cuestión de voluntad débil ni un fallo personal, sino una condición compleja que requiere ayuda profesional y emocional.
Aceptar la adicción en la familia es un acto de amor, tanto hacia el ser querido que la padece, como hacia uno mismo. Es el primer paso para transformar el dolor en una oportunidad de crecimiento, unión y sanación.
Si ya has decidido que no puedes más y quieres cambiar la situación.
Si ahora es tu momento, reserva tu cita ahora y empieza a vivir.