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niñ@s arcoiris

Llegan con la carga de sanar a sus padres

Los niños «Arcoíris» son aquellos que llegan llenos de amor y luz tras un aborto o la pérdida prematura de un hermano.

Estos pequeños suelen venir con una misión tan significativa como desafiante: ayudar a sanar el dolor que la pérdida anterior dejó en sus padres.

Aunque la alegría de recibir a un nuevo hijo es inmensa, es esencial que no cargue con las heridas de los padres. Para permitir que vivan su propósito plenamente, es crucial sanar el dolor, vacío, miedos y sobreprotección resultantes de la pérdida anterior, creando un entorno de amor y equilibrio.

A pesar del dolor, los padres reciben al recién llegado con alegría, sintiendo cómo su presencia llena de luz sus corazones. Sin embargo, recuerdos o pensamientos pueden devolverles la pena y la culpa, como si ser felices nuevamente fuera una traición. El miedo y la sobreprotección pueden generar cargas difíciles de manejar para el niño, que deben ser sanadas para permitirle florecer.

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Expectativas desproporcionadas: Los padres pueden, consciente o inconscientemente, proyectar en el nuevo hijo el deseo de «reparar» el vacío dejado por el hijo perdido, generando la presión de cumplir roles que no le corresponden, como ser la fuente de felicidad.

Culpa heredada: Si los padres no sanan completamente la pérdida anterior, pueden transmitir al niño emociones no resueltas, como culpa, tristeza o miedo, lo que lleva al niño a sentir una responsabilidad inexplicable o a pensar que es «insuficiente».

Sobreprotección: El miedo a la pérdida puede llevar a los padres a sobreproteger al niño, limitando su autonomía y generando en él la sensación de que debe vivir para satisfacer la seguridad emocional de los padres, lo que puede originar ansiedad o inseguridad.

Energías no liberadas: Si el duelo por el hijo perdido no se ha procesado completamente, el niño Arcoíris puede absorber estas energías, experimentando sensibilidad emocional, sensación de cargar algo ajeno o dificultades para comprender su propósito.

Amados, pero con presión: Los niños Arcoíris son profundamente queridos, pues su llegada simboliza esperanza y renovación. Sin embargo, pueden sentir una presión implícita de ser «perfectos» o de llenar un vacío emocional en sus padres.

Confundidos emocionalmente: Pueden percibir las emociones no resueltas de sus padres, experimentando una mezcla de amor, responsabilidad y culpa que no siempre logran comprender.

Buscadores de equilibrio: Muchos niños Arcoíris desarrollan una sensibilidad especial hacia las emociones y energías de los demás, buscando armonizar el entorno. Si no se les enseña a proteger su propia energía, esta habilidad puede convertirse en una carga.

Problemas de autoestima: Si sienten que no pueden ser «suficientes» para llenar el vacío de la pérdida anterior, podrían desarrollar baja autoestima o perfeccionismo extremo.

Ansiedad y miedo al fracaso: La sobreprotección o expectativas desmedidas pueden generarles miedo a equivocarse, llevándolos a evitar riesgos.

Dificultades en la identidad: Crecer con emociones o roles que no les pertenecen puede dificultarles encontrar su verdadera identidad y propósito.

Relaciones afectivas complicadas: Pueden enfrentar problemas en sus relaciones futuras, siendo demasiado complacientes o desarrollando dependencia emocional.

sanación

Sanar el duelo: Los padres deben sanar completamente la pérdida antes de proyectar emociones o expectativas en el niño Arcoíris, liberando culpa, miedo y energía retenida.

Fomentar su individualidad: Es crucial reconocer al niño como un ser único, permitiéndole explorar su personalidad, talentos y propósito sin comparaciones.

Crear un entorno equilibrado: Ofrecer un hogar donde las emociones se gestionen de manera saludable y abierta, permitiendo que el niño aprenda a expresarse sin cargar con las emociones ajenas.

Enseñarles a manejar su sensibilidad: Ayudar al niño a establecer límites emocionales, reconocer sus propias emociones y liberar las que no le pertenecen.

Acompañamiento amoroso: Asegurarles que no deben reparar nada, que su presencia es suficiente y que su única tarea es ser ellos mismos, amándose incondicionalmente.

CONTACTA

Con la terapia energética cuántica canalizada, los niñ@s arcoíris pueden crecer en libertad, confianza y equilibrio, llevando luz y amor al mundo sin cargar con pesos innecesarios que no les corresponden.

 

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